De un tiempo a esta parte es cada vez más frecuente ver en consulta cuadros complejos en pacientes de todas las edades que implican afectaciones inmunitarias de distinto grado y muy variado cortejo sintomatológico.

En un contexto donde la epigenética y los estilos de vida son factores claves que determinan hacia donde se inclina la salud de cada quien, junto con la (casi) inexistente prevención y el escaso compromiso individual hacia el autocuidado, la estrategia terapéutica a desarrollar ha de sostenerse – necesariamente – sobre varios pilares, permitiéndonos trabajar en diversos frentes de forma simultánea aunque con temporalidades distintas.

Dentro de este tratamiento, el apoyo y modulación del sistema inmune, es de vital importancia, teniendo en cuenta la gran presión a la que se ve sometido de forma cotidiana por las exigentes condiciones de vida actuales y la influencia perniciosa del estrés crónico, tanto fisiológico como psicoemocional.

Aunque la individualización de los tratamientos es imprescindible, resulta de gran utilidad conocer algunas de las vías de regulación inmunitarias más afines a aplicar en función de la situación del paciente, sus necesidades y su capacidad de adherencia terapéutica. Estos tratamientos integrativos consideran la acupuntura y sus técnicas afines (moxa y aurículo fundamentalmente) nutrición, fitoterapia y/o suplementación, abordando diferentes áreas de tratamiento a la vez, ganándole terreno a la desventaja que supone la falta de tiempo y continuidad que muchas veces tienen los pacientes para acudir a consulta y mejorando así los plazos y el rango de mejora en su estado de salud.